El dibujar como una insistencia, donde lo ético y lo estético pierden terreno ante el consuelo. Pues las condicionantes ya no piden un perfil moral, ni una causa social, no requieren de una manipulación técnica de alto nivel, ni un estilo definido, eso es demasiado lujo, eso es tener un rumbo, una ruta a seguir. Al contrario, queremos saber en que punto del paisaje nos encontramos, como no perderse ante una abrumadora realidad que por su misma velocidad no nos permite encontrar nuestras respuestas ante ella. Mas, sin embargo, el que no se hagan presentes no significa que no las poseemos.
Con este consuelo que nos da el dibujo; un contacto físico al tiempo y al lugar hace que una manera de conseguir una percepción de la realidad no sea el saltar, cruzar, destruir los limites para salirnos de esta situación sin rumbo, si no lo contrario; es el delimitar el paisaje, es el de aferrarse a los limites. Si puedes hacer una linea, una marca que este relacionada a una situación puedes crear limites temporales y espaciales y así ir construyendo tu propia traza. Y es en este proceso de querer crear limites para no confundirnos, crear verdades, es ahí donde se asimila el proceso al dibujo: lo trata de hacer….pero eso no existe…entonces cometemos errores, borramos, re-dibujamos, tachamos, pegamos, nos quedamos callados ante el espacio en blanco, pero: insistimos.
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